¡En serio! Todo comenzó luego de haber nacido el único hijo del matrimonio, especialmente cuando Feng notó que el niño no tenía parecido alguno con ninguno de los dos, incluso que era bastante feo. Pensó que su esposa lo había engañado y que esa era la razón.
Fue ahí que su esposa le confesó que el niño era muy parecido con ella. Eso sí, el parecido se remontaba al tiempo cuando ella aún no había gastado más de 100 mil dólares en cirugías plásticas.
De hecho, Feng tuvo que acceder a alguna fotografía de su esposa antes de que la misma se hubiera sometido a las varias cirugías plásticas, para darse cuenta que ella no lo había engañado (al menos en cuanto a su paternidad del niño) y que el hijo se parecía mucho a ella cuando era "natural".
Esto lo desilusionó tanto que optó por demandarla por haberlo engañado al ocultar su fealdad y que su apariencia actual era producto de tantas cirugías y no por haberla recibido de "la naturaleza".
Las autoridades de una ciudad del norte de China le dieron lugar a la demanda y condenaron a la mujer a indemnizar a su esposo en 120 mil dólares.
¿Qué opinan de la actitud del marido y del fallo judicial?
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